La oberiencia filiá

[Cuento a mi mae] [Dolora]
Al señor doctor Florentino Vezga

“–Me ha richo uté que juiga re los hombre,

I yo les he juio;..

Sólo, a la vece cuando er só se junde

Convécso con Rojelio en er camino..

 

“–¿Sí?... ¿qué te rice? –Que me quiere mucho…

Yo naitica le rigo;…

–¿I luégo?... –Añare un apreton re mano,

O me rá en er cachete argun besito…

 

“–Etá güeno... junjú!... Conque tó eso

Te jace ese lambío?...

A pajareá no güerva j’a la roza,

Pocque tás, mi hija e mi arma, en un peligro…

 

“–Fué asina siempre er hombre!... Re panela

Se juntan er jocico,

I a la pendeja como tú la engañan

Pa llevála mansita ar precepicio...

 

“–Mama... varai!... no embrome... Ese muchacho

Tiene su labio limpio!...

I si viene en mi junta, me arza en peso,

Cuando mui barrialoso tá er camino…

 

“–Esa son su artimaña... Re muchacha

Me sucerió lo mimo...

Echa a tu fló, mi hijita, cuatro ñuro,

I no orvire jamá lo que te he richo...”

 

Ar otro día, mui poc la mañana

Jizo la chica un lío...

Er só mui léjo la topó sin flore

Entre lo tiernos brazo der peligro...

 

En ninguna ocasion consejo e viejas

Má que en éta han servio...

Cuando pica er amó lo pecho jóven

Se acaba la oberiencia re lo s’hijo!...

 

Ar otro ría muy poc la mañana

Jizo la chica un lío…

Er só muy lejo la topó sin flore

Entre lo tierno brazos der peligro…

 

En ninguna ocasión consejo’ e viejas

Má que en eta han servío…

Cuando pica er amó lo pecho joven

Se acaba la oberiencia re lo s’hijo!…

 

——

–Me ha dicho usted que huya de los hombres / Y yo les he huido; / Sólo a la hora cuando el sol se pone / Converso con Rogelio en el camino”. / “–¿Sí?.. ¿qué te dice?”. –Que me quiere mucho; / Yo nadita le digo”. / “–¿Y luego?..”. “–Luego un apretón de mano / O me da en el cachete algún besito…”. / “–Está bueno… ¡Uhjú!… ¿Conque todo eso / Te hace ese lambido?.. / A pajarear no vuelvas a la roza / Porque estás, hija de mi alma, en un peligro. / ¡Así fue siempre el hombre!… De panela / Se untan el hocico / Ya la pendeja como tú la engañan / Para llevarla mansita al precipicio.” / “–¡Mamá… Caray… no embrome… Ese muchacho / Tiene sus labios limpios!… / y si viene junto a mí, me alza en peso / Cuando muy embarrado está el camino”. / “–Esas son artimañas… De muchacha / Me sucedió lo mismo… / Echa a tu flor, mi hijita, cuatro nudos / y no olvides jamás lo que te he dicho…”. / Al otro día, muy de mañanita, / La chica hizo maletas… / El sol muy lejos la encontró sin flores / Entre los tiernos brazos del peligro… / En ninguna ocasión los consejos de viejas / Más que en esta han servido… / ¡Cuando pica el amor los pechos jóvenes, / Se acaba la obediencia de los hijos!…