La danza habita el cuerpo humano como el primer territorio por construir, conocer y sentir; pero siendo un acto eminentemente social crea una articulación permanente entre el cuerpo que baila y una gran diversidad de territorios que lo contextualizan, lo apoyan, lo motivan o lo cuestionan: territorios espaciales que van desde lo local hasta lo global, territorios poblacionales sociales, étnicos y etarios, territorios disciplinares que cruzan las diferentes expresiones artísticas y generan nuevas proximidades entre arte, cultura y tecnología, territorios de la danza que abrazan desde lo más tradicional hasta lo que emerge con las dinámicas contemporáneas de la creación.
¡Bogotá es una ciudad que danza!
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